Casa Ricardo está en una pedanía de Rapay, cerca de Pinoso. Las casas carecen del encanto de las edificaciones antiguas; la mayoría están abandonadas y el resto reformadas con escaso gusto.
Casa Ricardo es también una edificación nueva, un restaurante con amplio salón sin ninguna gracia en la decoración. Nos nos sorprendió, por tanto, que sobre la mesa hubiera un pequeño jarrón con flores... de plástico.
Pero no habíamos ido para juzgar la estética sino la cocina de Casa Ricardo. Empezamos con un aperitivo de almendras fritas, siempre perfectas para acompañar al vino. El dueño nos sugirió un Juan Gil de 2012, vino fresco, sabroso, muy ligero.Pedimos una ensalada sencilla que resultó eso, precisamente: sencilla. Aunque no le prestamos mucha atención porque era sólo una forma para entretener el paladar mientras esperábamos el gazpacho....
Lo sirvieron en fuente de porcelana blanca, abundante y caldoso. El aspecto era bueno, con ese vaho humeante y los tropezones de conejo a la vista. No obstante me decepcionó un poco. No encontré el punto de sal que me gusta -esto le puede agradar a alguien hipertenso, yo prefiero más sabor salado-, pero sobre todo me decepcionó por el sabor: el caldo, demasiado abundante, no había absorbido suficientemente la esencia de la carne y de las especias. Los caracoles, escasos, no compensaban. Una lástima, porque tenía todo lo necesario para ser un buen gazpacho.
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